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La Cacerola Loca

"Locu­ra es hac­er lo mis­mo una y otra vez es­peran­do re­sul­ta­dos difer­entes"

—Al­bert Ein­stein

Hoy leí en un co­men­tario en un sitio que no merece ser linkea­do la pre­gun­ta "có­mo puede ser que hayan lle­ga­do al poder és­tos". Bueno, es­ti­ma­do co­men­tarista anón­i­mo de blog políti­co-vedet­til, te lo voy a ex­plicar.

La causa in­medi­a­da del poder de Cristi­na Fer­nan­dez es, ob­vi­a­mente, que ganó elec­ciones. Pero a nadie le in­tere­sa es­o, ex­cep­to a los que se la pasan echan­do en cara del 46% que 54 es más que 46, y que si quieren ser pres­i­dentes es bue­na idea ga­nar elec­ciones, pero acá no va­mos a caer en ese fa­cil­is­mo. Va­mos a ver más para atrás.

Cristi­na lle­ga a pres­i­den­ta en gran parte porque la apoya co­mo can­di­da­ta Nés­tor. Si bi­en el­la es una per­sona con un gran his­to­ri­al políti­co, senado­ra, etc. si no la ll­ev­a­ba Nés­tor, no hu­biera si­do pres­i­den­ta. O tal vez sí, pero de otra man­era com­ple­ta­mente dis­tin­ta, igual que si yo no hu­biera com­pra­do una Sin­clair 1000 no sería pro­gra­mador (a menos que lo hu­biera si­do por otros mo­tivos). Pero es­os otros mo­tivos son fic­ción, porque no sucedieron. El­la es pres­i­den­ta por Nés­tor.

¿Y có­mo llegó Nés­tor a pres­i­den­te? Llegó porque lo llevó Duhalde, y porque Men­em se hi­zo enci­ma porque se olvidó de pon­erse el pañal para adul­tos, o porque se dió cuen­ta de que a pe­sar de ga­nar la primera vuelta, en la se­gun­da saca­ba ex­ac­ta­mente los mis­mos vo­tos porque to­dos los demás no lo querían.

Así que Nés­tor ni siquiera llegó por ga­nar elec­ciones, llegó porque de los otros dos políti­cos que podían lle­gar a ser can­didatos, uno (Duhalde) se tenía que ir por dos muer­tos y el otro (Men­em) es­ta­ba que­ma­do.

¿Pero có­mo puede ser es­o? ¿Có­mo puede suced­er que los tres políti­cos más pop­u­lares a niv­el na­cional en ese mo­men­to fuer­an es­os tres? ¡Uno que no se puede pre­sen­tar, uno que no lo vota nadie, y uno que no lo conoce nadie, y saca menos vo­tos que Memem! Eso no es nor­mal.

Pero claro, pense­mos. ¿Por qué Duhalde tenía poder, co­mo para poder em­pu­jar a Kirch­n­er co­mo can­dida­to? Por la ace­falía del 2001-2002. Acuér­dense que a Duhalde ese poder le lle­ga cuan­do ya to­dos los demás se habían es­capa­do de ese poder porque quemaba, porque nadie lo ban­caba, porque no les da­ba el cuero, porque no tenían las pelotas de ti­tanio que tiene el hi­jo de mil putas de Duhalde.

Men­em lle­ga porque hubo tal de­ba­cle que la gente (bueno, dig­amos un cuar­to de la gen­te) decía, mier­da, el tur­co era un treme­bun­do hi­jo de pu­ta... ¡pero es­to fue pe­or!

Sí, lleg­amos en el 2003 con es­os 3 can­didatos por cul­pa del 2001. ¿Qué pasó en el 2001? El cacero­la­zo. En el 2001 se hi­zo públi­ca esa consigna de "que se vayan to­dos". Y se fueron to­dos. Bueno, casi to­dos. Quedó Duhalde, porque el tipo lo ba­u­ti­zaron con teflón, quedó Men­em, porque no tenía otra cosa que hac­er en la vi­da, y quedó Kirch­n­er porque a Duhalde se le fué de las manos una repre­sión, murieron dos pibes, di­jo "ma sí, me voy a pescar en el gomón", y era lo que había a mano. ¿Se acuer­dan cuan­do decían que era "el chi­roli­ta de Duhalde"? ¡Si has­ta lo habían ba­u­ti­za­do Vi­roli­ta! ¡Cuán­ta pre­scien­cia políti­ca, qué don de adiv­inación!

Pero si en el 2001 no se hu­bier­an ido to­dos, al­guno hu­biera queda­do. Y si qued­a­ba al­guno, Duhalde no era pres­i­den­te, Kirch­n­er no era can­dida­to, Men­em era ju­bi­lado, y en las elec­ciones del 2003 quién sabe qué hu­biera pasa­do.

En­tonces ver aho­ra a la mis­ma gente salien­do de vuelta a la calle, di­cien­do las mis­mas cosas, en la mis­ma pose, de­mo­nizan­do a la políti­ca co­mo si el­los tu­vier­an una idea de con qué reem­plazarla, es gra­cioso. Bah, gra­cioso si no te jode que haya tan­ta gente que no se da cuen­ta que es­tá ha­cien­do lo mis­mo, una y otra vez, es­peran­do un re­sul­ta­do dis­tin­to. Si no te jode que salir a de­cir "que se vayan to­dos" y "que se acabe la políti­ca" es, lit­eral­mente, una locu­ra.

"To­do lo que di­gas parece más in­teligente si se lo atribuís a Ein­stein"

—Al­bert Ein­stein


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